Vidas desgraciadas, sumergidas en un vaso de alcohol
EL CEMENTERIO DE ELEFANTES UNA REALIDAD IGNORADA POR LA SOCIEDAD PACEÑA
Por: Marcelo Hinojosa Montaño
Una calle tan concurrida como la Sagarnaga, el ritmo tan agitado de la ciudad de La Paz, la gente que va y viene, todo tan normal, y en medio, una puerta de madera de color grisáceo es la entrada un submundo; de frente un pasadizo angosto a su derecha, más de 50 botellas vacías de ron, al fondo un sitio cerrado por unas cadenas gruesas unidas por un candado oxidado, una voz de mujer algo tosca se deja oír por dentro y da la señal para el ingreso, un hombre viene a abrir el candado se abre la puerta de madera descolorida al interior un lugar sombrío casi oscuro, si no fuera por dos tubos fluorescentes de color azul, cuatro mesas y por encima de las mesas jarras con alcohol más que otra cosa en el suelo colillas de cigarro y algunas botellitas de alcohol, un aire viciado, y en el fondo doña Carmen la administradora.
El 15 de marzo del año 2011, una noticia en el periódico El Cambio sacaba a la luz la existencia de un bar, bautizado como “cementerio de elefantes” por la Intendencia Municipal de El Alto, en la zona 16 de Julio. La nota señala que los vecinos destrozaron el lugar y hallaron tres cadáveres de alcohólicos en su interior. Como este hay muchos de estos antros en la hoyada paceña, en la avenida Buenos Aires, la calle Sagarnaga, y la zona de Tembladerani y muchas calles cerca al centro; casas viejas y abandonadas para los ojos de cualquiera, la vida sigue su ritmo, sin percatarse que ahí adentro existe un sub mundo de vidas desgraciadas sumergidas en un vaso de alcohol.
El cementerio de elefantes es según la mitología africana un sitio donde los elefantes pasaban sus últimos días antes de morir, este lugar fue buscado en el siglo XIX por todo el marfil que se pensaba habría en el lugar. Es esta analogía que da vida a la película boliviana con el mismo nombre, dirigida por el boliviano Tonchy Antezana ganador del premio al “Mejor Director Internacional” en el Festival Internacional de Cine Independiente de Nueva York el año 2009, la película muestra la vida del Juve (Christian Castillo) un alcohólico que recuerda toda su vida, cuándo perdió su norte y qué lo llevó al cementerio de elefantes el lugar donde ha de pasar sus últimos días antes de morir.
El hombre que vivió y dio vida al “cementerio de elefantes”
En una entrevista realizada al director de la película, se le pregunto en qué se baso para crear la película “cementerio de elefantes” a lo que Tonchy Antezana respondió me base en las lecturas de varios escritores como Sáenz y Vizcarra, entrevistas en los lugares donde se reúnen los alcohólicos en la ciudad de La Paz.
Foto: en la foto Victor Hugo Viscarra autor de " borracho estaba no me acuerdo"
La película bajo la dirección de Antezana reveló una realidad oculta, pero quien dio vida al cementerio de elefantes, fue el escritor boliviano Víctor Hugo Vizcarra nacido un 2 de enero de 1958 y murió a sus 48 años de cirrosis. Desde su adolescencia vivió en la marginalidad y carencias, a sus doce años se adentra en el alcoholismo, con un estilo peculiar de escribir, tan narrativo y descriptivo
Una de sus obras cumbres “borracho estaba pero me acuerdo”, cuenta a través de su estilo único sus vivencias con frases como “Entre las cinco y las seis de la mañana es cuando el frio recrudece. El único lugar donde se puede espantar el frio es la cantina. Creo que yo aprendí a beber mas por necesidad que por vicio” nos trasladan en la mente a esos sitios. Vizcarra un escritor auto biográfico es el hilo conductor de revelar una realidad que la sociedad prefiere ignorar.
Conociendo el camino sin retorno
Investigando acerca del tema este periódico se adentró en las calles paceñas para conocer del tema. A través de un contacto conocí a Julio Pérez principal eje de la historia, más conocido como “el mono” mide alrededor de 1.72m. de piel morena, de cabello corto de unos labios gruesos con una sonrisa grande y ruidosa de voz algo ronca, la cual revela el por qué de su apodo de compostura física maciza, por lo general viste calzados un pantalón jean, camisas a cuadros unas gafas oscuras y casi siempre una gorra.
Después de un partido de futbol, comentamos de cómo me había impactado la película del “cementerio de elefantes” traté de sacarle algo de información mas no logre nada, pues se mostro reservado al tema.
El siguiente lunes nos volvimos a encontrar, esta vez no estaba solo, venia con él un amigo que traía en su brazo derecho una botella negra de ron y estaban algo ebrios ya, se unieron a la challa tomamos mientras transcurrían las horas y llego las 16:00 el frio era aterrador y empezó a lloviznar, fue entonces que el sugirió ir a un lugar a un bar pero a esa hora donde habría uno me dije, caminamos hacia la Sagarnaga, hasta que llegamos a una puerta de metal guinda café, el sonrió mientras decía “este es el principio antes de llegar al cementerio de elefantes” subimos unas gradas de cemento hasta llegar a una puerta de madera encadenada fuimos entre cuatro personas le comente a uno de ellos que era mejor irse puesto de que la puerta estaba cerrada, el mono golpeo la puerta y se identificó, la voz de una mujer le respondió que volviera dentro de una hora, así que fuimos en busca de otro lugar.
Caminando en dirección a la calle Illampu, hasta que llegamos a otra puerta y al ingresar se pudo observar un amplio patio como si fuera una estacionamiento el piso de tierra al fondo donde nos dirigíamos había un lugar de calaminas de donde venia música y ruido, en el camino se podía ver un montón de botellas de alcohol de 1bs. Más conocidos como “soldados” , a un costado un anciano pijchando coca , grande fue mi sorpresa al ingresar a ese sitio solo dure tres minutos y me salí de inmediato con mi amigo y detrás nuestro el amigo de mono, en esos tres cortos minutos pude apreciar cuatro mesas una larga y otras tres pequeñas muchos alcohólicos y la gran mayoría de ellos tenían cicatrices en sus rostros baldés de trago en las mesas, apenas ingresamos nos vieron de pies a cabeza todos eso fue lo que causo pánico salimos de ahí y el amigo de mono nos dijo que vayamos a un lugar más “suave” tranquilo.
El primer encuentro con “la Carmen”
Dos cuadras después llegamos a un sitio donde la puerta que daba a la calle era de madera de color plomo, él entro como si nada a pesar de que estaba cerrada la puerta de esa casa, era un pequeño pasadizo a un cuarto encadenado hablo con un hombre que al parecer lo conocía y abrió ese cuarto que estaba cerrado por una gruesa cadena y un candado, entramos ahí pude apreciar como cuatro mesas y muchos alcohólicos, pidió dos jarras cada una de ellas costaba 2 bs, el sabor era horrible mas alcohol que otra cosa. Al querer comprar más para observar detalladamente el lugar, la señora que atendía el lugar no quiso vendernos más, era una señora de carácter fuertísimo de unos 1.65m algo obesa la cara hinchada tal vez por el alcohol esa señora era la “Carmen” le dijo que él podía quedarse pero nosotros no, que éramos muy jóvenes.
Según Datos Bolivia el año 2011 dio conocer la encuesta realizada por Escala Breve de Bebedor Anormal de Alcohol (Ebbaa) que re vela que Bolivia ocupa el primer lugar en el consumo problemático de alcohol entre Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay, Un 48.9% de la población encuestada dio positivo en el test. El documento dice que la ingestión problemática de bebidas alcohólicas es "cualquier forma de ingestión de alcohol que directa o indirectamente provoca consecuencias negativas para el individuo o para terceros; en las áreas de salud, armonía familiar, rendimiento laboral o escolar, seguridad personal y funcionamiento social".
El calacas “mi vida ya no tiene sentido”
A través del amigo del mono conocí a Gustavo más conocido como el “calacas” un hombre de alrededor de 32 años de 1.65m, tenía una cicatriz en la frente de cabello lacio una nariz algo grande muy moreno con una barba grande, vestía con un pantalón jean muy usado una chompa verde y una chamarra beis con un parche en el brazo de derecho.
Estábamos en la plaza Alonso de Mendoza con el amigo de mono preguntándole de cómo encontrar más información sobre el cementerio de elefantes; hasta que él se puso a silbar y es ahí donde se acerco el calacas lo saludo y fuimos a comer unas sopas de fideo en afueras de la plaza. Empezamos hablar estaba con un fuerte tufo conversando como media hora al fin empecé a comentarle sobre el cementerio de elefantes y él me dijo que nunca había visto la película luego le conté de que se trataba entre bromas y palabras groseras el me dijo que conocía esos lugares y empecé a entrevistarlo, de manera sutil.
Desde cuando vives en la calle y dónde está tu familia le pregunte se mantuvo en silencio un momento y después dijo desde que tengo 26 años mi mujer me abandonó por otro hombre y se fue con mis hijos, quise matarla pero se fue, aun no sé donde pueda estar ni reconocería a mis hijos hoy si los veo, desde ahí bebo porque ya no le encuentro sentido a mi vida, mientras sacaba una sobaquera (pequeña botella de bolsillo) de su chamarra.
Donde vives y de que seguí preguntando de todo, tengo amigos en la calle de todo tipo, y sabes algo de lo que te conté del cementerio de elefantes. Esos bares están por toda la ciudad aquí en la Buenos Aires, Garita, Sagarnaga, Rodríguez y El Alto el trago es barato, jamás podrías llegar al sitio final sin pisar antes estos antros jamás podrías volvió a repetir mientras se reía, aun creo que me falta para ir a ahí pero de que si existe obvio que si es la última parada antes de tu muerte. Eso se siente o tu lo decides, a mi me falta otras cosas más antes de irme. Como es este último sitio al que te refieres, él respondió llegan los que conocen todo es normal cualquier antro pero adentro están los cuartos para morir ahí.
Se interrumpió la charla cuando se encontró con otro amigo y decidieron ir a los “canillitas” un bar establecido en la sede de los vendedores de periódicos de La Paz, es al fondo en plena calle Graneros estaba oculto, entramos y pedimos una jarra de 10bs, me senté al lado del calacas, el lugar era muy triste y desolador. Había toda clase de gente adultos, jóvenes, de la peor calaña, al fondo detrás de una cortina de tela, un cuarto, pero no pude apreciar lo que había adentro, empecé a hablar con el calacas y le dije que si tenía otros amigos que conocieran los cuartos de la última etapa, bebió un trago de alcohol y dijo que mejor vallamos donde “la Carmen”.
A las puertas de la muerte el experto de las “chupas chukutas”
Esta vez sería diferente puesto de que yo estaba bien personificado. La Carmen era la misma señora que no quiso vendernos más de dos jarras esa ocasión, esta vez entre con más confianza al parecer no se percato de mi presencia como la primera vez, abrieron los candados entramos, con cinco jarras en la mesa empezamos a tomar, a pesar del alcohol seguía consciente, el calacas saludo a un hombre que estaba solo en una mesa en el rincón.
Al preguntarle por él y me dijo que él era el “botellas” uno de los expertos de las “chupas chukutas”, “aunque ya esta cagado cuanto más aguantara” dijo, le dije porque estaba solo, seguro ya no tiene plata sonrió, lo llamamos ya que donde “entran cuatro entran cinco” decía el calacas. Él lo llamo se acerco y le ofrecí un asiento cerca al mío, entre copas empezamos a hablar con el botellas.
Pasaron unos segundos, él me pregunto qué hacía en ese lugar, a lo que respondí que estaba decepcionado y el alcohol me ayudaba a adormecer el dolor, me miro y sin decir nada “le metió un vacio”(beber una copa por completo), le pregunte desde que hora estaba ahí el respondió desde ayer, y que ya no sabe cuando esta sobrio o ebrio, le dije que estoy tan decepcionado de la vida que quisiera que existiera un lugar donde me encerraran y tomar hasta morir, me miro nuevamente a los ojos y me dijo que me faltaba demasiado, siguió bebiendo y saco un “soldadito”(botellas pequeñas de alcohol) para aumentarle un poco a su vaso.
El respondió, que si existe, el jueves estaba ahí pero ya no me alcanzo el dinero y le pregunte cuanto de dinero necesitaría para entrar a ese lugar, el me dijo de día son casas normales viejas abandonadas, en el fondo está el antro “ahí se caña como aquí”, pero en lo profundo esta el lugar para llegar al paraíso debes pagar 50bs. por un baldé de trago te encierran por un día entero vuelven para ver como estas si ya moriste , y si se acabo el trago es forzoso un día a partir del segundo día decides si irte o quedarte, si te quedas ya pasan dos días sin abrirte, los que van ahí saben que quieren morir, llegan casi moribundos así que nadie dura más de una semana, termino de decir eso y se levanto al baño.
Estaba sorprendido y al mismo tiempo sentí un frio aterrador en mi alma, volvió y me dijo vez este tatuaje y me mostro su mano derecha era el rostro de una niña y por encima del rostro decía me iré contigo y abajo el nombre de Isabel le dije quien era y él me dijo que era su hija y que este tatuaje marco su inicio en el alcoholismo y muy pronto me iré me al paraíso, si me ves un día botado en la calle reconoce mi tatuaje.
Sonreía irónicamente y dijo yo botellas. Botellas son las que llevan el liquido que están en mis venas, se sirvió un vaso mas se levanto y se marcho a pesar de que el calacas salió tras de él, salí automáticamente tras suyo y pude ver como él se iba solo a pesar de que el calacas quiso irse con él, iba desapareciendo su silueta en la oscuridad de las calles.
Estos bares están por calles muy transitadas de la hoyada paceña como en la ciudad de El Alto, que acogen en su morada a varios alcohólicos y todo tipo de personas que viven en las calles, la mayoría de estos sitios casas viejas y abandonadas puertas a un sub mundo que va de la mano de la muerte y una sociedad que prefiere ignorar esta realidad incrustada en la sociedad paceña.